Saturday, December 26, 2009

El derecho de la Humanidad a existir

El cambio climático está causando ya considerable daño y cientos de millones de pobres están sufriendo las consecuencias.

Los centros de investigaciones más avanzados aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible. James Hansen, del Instituto Goddard de la NASA, asegura que un nivel de 350 partes del dióxido de carbono por millón es todavía tolerable; hoy sobrepasa sin embargo la cifra de 390 y se incrementa a ritmo de 2 partes por millón cada año, rebasando los niveles de hace 600 mil años. Las últimas dos décadas han sido, cada una de ellas, las más calurosas desde que se tienen noticias del registro. El mencionado gas aumentó 80 partes por millón en los últimos 150 años.

El hielo del Mar Ártico, la enorme capa de dos kilómetros de espesor que cubre Groenlandia, los glaciares de América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el volumen colosal que cubre la Antártida, la capa que resta del Kilimanjaro, los hielos que cubren el Himalaya y la enorme masa helada de Siberia se están derritiendo visiblemente. Científicos notables temen saltos cuantitativos en estos fenómenos naturales que originan el cambio.

La humanidad puso grandes esperanzas en la Cumbre de Copenhague, después del Protocolo de Kyoto suscrito en 1997, que entró en vigor el año 2005. El estruendoso fracaso de la Cumbre dio lugar a bochornosos episodios que requieren el debido esclarecimiento.

Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial emite el 25% del dióxido de carbono. El nuevo Presidente de Estados Unidos había prometido cooperar con el esfuerzo internacional para enfrentar un problema que afecta a ese país tanto como al resto del mundo. Durante las reuniones previas a la Cumbre, se hizo evidente que los dirigentes de esa nación y los de los países más ricos maniobraban para hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y pobres.

Gran número de líderes y miles de representantes de los movimientos sociales e instituciones científicas decididos a luchar por preservar la humanidad del mayor riesgo de su historia, acudieron a Copenhague invitados por los organizadores de la Cumbre. Omito referirme a detalles sobre la brutalidad de la fuerza pública danesa, que arremetió contra miles de manifestantes e invitados de los movimientos sociales y científicos que acudieron a la capital de Dinamarca para concentrarme en los aspectos políticos de la Cumbre.

En Copenhague reinó un verdadero caos y sucedieron cosas increíbles. A los movimientos sociales e instituciones científicas no les permitieron asistir a los debates. Hubo Jefes de Estado y Gobierno que no pudieron siquiera emitir sus opiniones sobre vitales problemas. Obama y los líderes de los países más ricos se adueñaron de la conferencia con la complicidad del gobierno danés. Los organismos de Naciones Unidas fueron relegados.

Barack Obama, que llegó el último día de la Cumbre para permanecer allí solo 12 horas, se reunió con dos grupos de invitados escogidos “a dedo” por él y sus colaboradores. Junto a uno de ellos se reunió en la sala del plenario con el resto de las más altas delegaciones. Hizo uso de la palabra y se marchó de inmediato por la puerta trasera. En ese plenario, excepto el pequeño grupo seleccionado por él, se les prohibió a los demás representantes de los estados hacer uso de la palabra. En esa reunión, a los Presidentes de Bolivia y de la República Bolivariana de Venezuela se les permitió hablar, porque al Presidente de la Cumbre no le quedó otra alternativa que concederles el uso de la palabra, ante el reclamo enérgico de los presentes.

En otra sala contigua, Obama reunió a los líderes de los países más ricos, varios de los Estados emergentes más importantes y dos muy pobres. Presentó un documento, negoció con dos o tres de los países más importantes, ignoró a la Asamblea General de Naciones Unidas, ofreció conferencias de prensa, y se marchó como Julio César en una de sus campañas victoriosas en Asia Menor, que lo llevó a exclamar: Llegué, vi y vencí.

El propio Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, había afirmado el 19 de octubre: “Si no llegamos a un acuerdo en el curso de los próximos meses, no debemos tener duda alguna de que, una vez que el crecimiento no controlado de las emisiones haya provocado daños, ningún acuerdo global retrospectivo en algún momento del futuro podrá deshacer tales efectos. Para ese entonces será irremisiblemente demasiado tarde.”

Brown concluyó su discurso con dramáticas palabras: “No podemos darnos el lujo de fracasar. Si fracasamos ahora, pagaremos un precio muy alto. Si actuamos ahora, si actuamos de conjunto, si actuamos con visión y determinación, el éxito en Copenhague estará todavía a nuestro alcance. Pero si fracasamos, el planeta Tierra estará en peligro, y para el planeta no existe un Plan B.”

Ahora declaró con arrogancia que la Organización de Naciones Unidas no debe ser tomada como rehén por un pequeño grupo de países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Tuvalu, a la vez que acusa a China, India, Brasil, Sudáfrica y otros Estados emergentes de ceder a las seducciones de Estados Unidos para suscribir un documento que lanza al cesto de basura el Protocolo de Kyoto y no contiene compromiso vinculante alguno por parte de Estados Unidos y sus aliados ricos.

Me veo obligado a recordar que la Organización de Naciones Unidas nació hace apenas seis décadas, después de la última Guerra Mundial. Los países independientes no rebasaban entonces la cifra de 50. Hoy la integran más de 190 Estados independientes, luego que el odioso sistema colonial dejó de existir por la lucha decidida de los pueblos. A la propia República Popular China durante muchos años se le negó su pertenencia a la ONU, y un gobierno títere ostentaba su representación en esa institución y en su privilegiado Consejo de Seguridad.

El apoyo tenaz del creciente número de países del Tercer Mundo fue indispensable en el reconocimiento internacional de China, y un factor de suma importancia para que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN le reconocieran sus derechos en la Organización de Naciones Unidas.

En la heroica lucha contra el fascismo, la Unión Soviética había realizado el mayor aporte. Más de 25 millones de sus hijos murieron, y una enorme destrucción asoló el país. De esa lucha emergió como superpotencia capaz de contrapesar en parte el dominio absoluto del sistema imperial de Estados Unidos y las antiguas potencias coloniales para el saqueo ilimitado de los pueblos del Tercer Mundo. Cuando la URSS se desintegró, Estados Unidos extendió su poder político y militar hacia el Este, hasta el corazón de Rusia, y su influencia sobre el resto de Europa se incrementó. Nada de extraño tiene lo ocurrido en Copenhague.

Deseo subrayar lo injusto y ultrajante de las declaraciones del Primer Ministro del Reino Unido y el intento yanki de imponer, como Acuerdo de la Cumbre, un documento que en ningún momento fue discutido con los países participantes.

El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en la conferencia de prensa ofrecida el 21 de diciembre, afirmó una verdad que es imposible negar; emplearé algunos de sus párrafos textuales: “Quisiera enfatizar que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de la Conferencia de las Partes, no se tomó ninguna decisión con relación a compromisos vinculantes o no vinculantes, o de naturaleza de Derecho Internacional, en modo alguno; simplemente, en Copenhague no hubo acuerdo”

“La Cumbre fue un fracaso y un engaño a la opinión pública mundial. [...] quedó al desnudo la falta de voluntad política…”

“…fue un paso atrás en la acción de la comunidad internacional para prevenir o mitigar los efectos del cambio climático…”

“…el promedio de la temperatura mundial podría aumentar en 5 grados…”

De inmediato nuestro Canciller añade otros datos de interés sobre las posibles consecuencias de acuerdo a las últimas investigaciones de la ciencia.

“…desde el Protocolo de Kyoto hasta la fecha las emisiones de los países desarrollados se elevaron 12,8%… y de ese volumen el 55% corresponde a Estados Unidos.”

“Un estadounidense consume, como promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino menos de dos, y un latinoamericano o caribeño, menos de uno.”

“Treinta países, incluidos los de la Unión Europea, consumen el 80% del combustible que se produce.”

El hecho muy real es que los países desarrollados que suscribieron el Protocolo de Kyoto aumentaron drásticamente sus emisiones. Quieren sustituir ahora la base adoptada de las emisiones a partir de 1990 con la del 2005, con lo cual Estados Unidos, el máximo emisor, reduciría a solo 3% sus emisiones de 25 años antes. Es una desvergonzada burla a la opinión mundial.

El Canciller cubano, hablando en nombre de un grupo de países del ALBA, defendió a China, India, Brasil, Sudáfrica y otros importantes Estados de economía emergente, afirmando el concepto alcanzado en Kyoto de “‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas, quiere decir que los acumuladores históricos y los países desarrollados, que son los responsables de esta catástrofe, tienen responsabilidades distintas a las de los pequeños Estados insulares o a las de los países del Sur, sobre todo los países menos desarrollados…”

“Responsabilidades quiere decir financiamiento; responsabilidades quiere decir transferencia de tecnología en condiciones aceptables, y entonces Obama hace un juego de palabras, y en vez de hablar de responsabilidades comunes pero diferenciadas, habla de ‘respuestas comunes, pero diferenciadas’.”

“…abandona el plenario sin dignarse a escuchar a nadie, ni había escuchado a nadie antes de su intervención.”

En una conferencia de prensa posterior, antes de abandonar la capital danesa, Obama afirma: “Hemos producido un sustancioso acuerdo sin precedente aquí en Copenhague. Por primera vez en la historia, las mayores economías hemos venido juntas a aceptar responsabilidades.”

En su clara e irrebatible exposición, nuestro Canciller afirma: “¿Qué quiere decir eso de que ‘las mayores economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades’? Quiere decir que están descargando un importante peso de la carga que significa el financiamiento para la mitigación y la adaptación de los países sobre todo del Sur al cambio climático, sobre China, Brasil, India y Sudáfrica; porque hay que decir que en Copenhague se produjo un asalto, un atraco contra China, Brasil, India, Sudáfrica y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo.”

Estas fueron las palabras contundentes e irrebatibles con las que nuestro Canciller relata lo sucedido en Copenhague.

Debo añadir que, cuando a las 10 de la mañana del día 19 de diciembre nuestro vicepresidente Esteban Lazo y el Canciller cubano se habían marchado, se produce el intento tardío de resucitar al muerto de Copenhague como un acuerdo de la Cumbre. En ese momento no quedaba prácticamente ningún Jefe de Estado ni apenas Ministros. De nuevo la denuncia de los restantes miembros de las delegaciones de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros países derrotaron la maniobra. Así finalizó la ingloriosa Cumbre.

Otro hecho que no puede olvidarse fue que en los momentos más críticos de ese día, en horas de la madrugada, el Canciller de Cuba, en unión de las delegaciones que libraban su digna batalla, le ofrecieron al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, su cooperación en la lucha cada vez más dura que se estaba librando, y en los esfuerzos que deben llevarse a cabo en el futuro para preservar la vida de nuestra especie.

El grupo ecológico Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advirtió que el cambio climático quedaría fuera de control en los próximos 5 a 10 años, si no se recortan drásticamente las emisiones.

Pero no hace falta demostrar lo esencial de lo que aquí se afirma sobre lo que hizo Obama.

El Presidente de Estados Unidos declaró el miércoles 23 de diciembre que las personas tienen razón en estar decepcionadas por el resultado de la Cumbre sobre el Cambio Climático. En entrevista por la cadena de televisión CBS, el mandatario indicó que “‘en vez de ver un total colapso, sin que hubiese hecho nada, lo que hubiera sido un gigante retroceso, al menos pudimos mantenernos más o menos donde estábamos’…”

Obama -afirma el despacho noticioso- es el más criticado por aquellos países que, de forma casi unánime, sienten que el resultado de la Cumbre fue desastroso.

La ONU ahora está en un aprieto. Pedirles a otros países que se adhieran al arrogante y antidemocrático acuerdo sería humillante para muchos Estados.

Continuar la batalla y exigir en todas las reuniones, particularmente las de Bonn y de México, el derecho de la humanidad a existir, con la moral y la fuerza que nos otorga la verdad, es a nuestro juicio el único camino.

Fidel Castro Ruz

Diciembre 26 de 2009

8 y 15 p.m.

Saturday, December 19, 2009

La verdad de lo ocurrido en la Cumbre

A los jóvenes interesa más que a nadie el futuro.

Hasta hace muy poco se discutía sobre el tipo de sociedad en que viviríamos. Hoy se discute si la sociedad humana sobrevivirá.

No se trata de frases dramáticas. Hay que acostumbrarse a los hechos reales. Lo último que pueden perder los seres humanos es la esperanza. Con la verdad en la mano, hombres y mujeres de todas las edades, especialmente los jóvenes, han librado en la Cumbre ejemplar batalla, ofreciendo al mundo una gran lección.

Lo principal ahora es que se conozca lo más posible en Cuba y en el mundo lo ocurrido en Copenhague. La verdad posee una fuerza que supera la inteligencia mediatizada y muchas veces desinformada de quienes tienen en sus manos los destinos del mundo.

Si en la capital danesa se logró algo importante, fue que a través de los medios masivos la opinión mundial pudo observar el caos político creado y el trato humillante a Jefes de Estado y Gobierno, Ministros y miles de representantes de movimientos sociales e instituciones, quienes llenos de ilusiones y esperanzas viajaron a la sede de la Cumbre en Copenhague. La brutal represión contra manifestantes pacíficos por parte de la fuerza pública, recordaba la conducta de las tropas de asalto de los nazis que ocuparon la vecina Dinamarca en abril de 1940. Lo que nadie podía imaginar es que, el 18 de diciembre del 2009, último día de la Cumbre, esta sería suspendida por el gobierno danés -aliado de la OTAN y asociado a la carnicería de Afganistán- para entregar la sala principal de la Conferencia al Presidente Obama, donde él y un grupo selecto de invitados, 16 en total, tendrían el derecho exclusivo de hablar. Obama pronunció un discurso engañoso y demagógico, lleno de ambigüedades, que no implicaba compromiso vinculante alguno e ignoraba el Convenio Marco de Kyoto. Se marchó de la sala poco después de escuchar a algunos oradores más. Entre los invitados a usar de la palabra estaban los países más industrializados, varios de las economías emergentes y algunos de los más pobres del planeta. Los líderes y representantes de más de 170, solo tenían derecho a escuchar.

Al finalizar el discurso de los 16 escogidos, Evo Morales, con toda la autoridad de su origen indio aymara, recién electo por el 65% de los votos y el apoyo de las dos terceras partes de la Cámara y el Senado de Bolivia, solicitó la palabra. Al Presidente dinamarqués no le quedó otra alternativa que cedérsela ante la demanda de las demás delegaciones. Cuando Evo concluyó sus sabias y profundas frases, el danés tuvo que cederle la palabra a Hugo Chávez. Ambos pronunciamientos pasarán a la historia como ejemplos de discursos breves y oportunos. Cumplida cabalmente la tarea, los dos partieron hacia sus respectivos países. Pero cuando Obama hizo mutis por el foro, no había cumplido todavía su tarea en el país sede de la Cumbre.

Desde la noche del 17 y la madrugada del 18, el Primer Ministro de Dinamarca y altos representantes de Estados Unidos se reunían con el Presidente de la Comisión Europea y los líderes de 27 países para proponerles en nombre de Obama, un proyecto de acuerdo, en cuya elaboración no participaría ninguno de los restantes líderes del resto del mundo. Era una iniciativa antidemocrática y virtualmente clandestina, que ignoraba a miles de representantes de los movimientos sociales, instituciones científicas, religiosas y demás invitados a la Cumbre.

Durante toda la noche del 18 hasta las tres de la madrugada del 19, cuando ya muchos Jefes de Estado se habían marchado, los representantes de los países estuvieron esperando el reinicio de las sesiones y la clausura del evento. Todo el día 18, Obama sostuvo reuniones y conferencias de prensa. Lo mismo hicieron los líderes de Europa. Después se marcharon.

Ocurrió entonces algo insólito: a las tres de la madrugada del 19, el Primer Ministro de Dinamarca convocó una reunión para la clausura de la Cumbre. Quedaban representando a sus países ministros, funcionarios, embajadores y personal técnico.

Fue sin embargo asombrosa la batalla que libraron esa madrugada un grupo de representantes de países del Tercer Mundo, que impugnaban el intento de Obama y los más ricos del planeta de presentar como acuerdo por consenso de la Cumbre el documento impuesto por Estados Unidos.

La representante de Venezuela, Claudia Salerno, con energía impresionante mostró su mano derecha, de la que brotaba sangre, por la fuerza con que golpeó la mesa para ejercer su derecho a usar de la palabra. El tono de su voz y la dignidad de sus argumentos no podrán olvidarse.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, pronunció un enérgico discurso de aproximadamente mil palabras, del cual escojo varios párrafos que deseo incluir en esta Reflexión:

“El documento que usted varias veces afirmó que no existía, señor Presidente, aparece ahora. [...] hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos…”

“…Lamento profundamente la manera en que usted ha conducido esta conferencia.”

“…Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo. La meta de 2 grados centígrados es inaceptable y tendría consecuencias catastróficas incalculables…”

“El documento que usted, lamentablemente, presenta no tiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.”

“Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados…”

“El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía…”

“…para Cuba, es incompatible con el criterio científico universalmente reconocido, que considera urgente e insoslayable asegurar niveles de reducción de, al menos, el 45% de las emisiones para el año 2020, y no inferiores al 80% ó 90% de reducción para el 2050.”

“Todo planteamiento acerca de la continuación de las negociaciones para adoptar, en el futuro, acuerdos de reducción de emisiones, debe incluir, inevitablemente, el concepto de la vigencia del Protocolo de Kyoto [...] Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto que mi delegación no acepta.”

“La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.”

“Este proyecto de declaración omite compromisos concretos de financiamiento y transferencia de tecnologías hacia los países en desarrollo como parte del cumplimiento de las obligaciones contraídas por los países desarrollados bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático [...] Los países desarrollados, que imponen sus intereses mediante su documento, señor Presidente, evaden cualquier compromiso concreto.”

“…Lo que usted llama, señor Presidente, ‘un grupo de líderes representativos’ es, para mí, una grosera violación del principio de igualdad soberana que consagra la Carta de las Naciones Unidas…”

“Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.”

Se les había concedido solo una hora a los representantes de los Estados para emitir opiniones, lo cual condujo a situaciones complicadas, vergonzosas y desagradables.

Se produjo entonces un largo debate en el que las delegaciones de los países desarrollados ejercieron fuerte presión para tratar de que la Conferencia adoptara dicho documento como resultado final de sus deliberaciones.

Un reducido número de países insistió con firmeza en las serias omisiones y ambigüedades del documento impulsado por Estados Unidos, en particular en la ausencia de compromiso de los países desarrollados en cuanto a la reducción de emisiones de carbono y al financiamiento para adoptar medidas de mitigación y adaptación de los países del Sur.

Después de larga y extremadamente tensa discusión, prevaleció la posición de los países del ALBA y de Sudán, como Presidente del Grupo de los 77, de que el documento en cuestión era inaceptable para ser adoptado por la Conferencia.

Ante la evidente falta de consenso, la Conferencia se limitó a “tomar nota” de la existencia de ese documento como la posición de un grupo de alrededor de 25 países.

Tras esa decisión adoptada a las 10 y 30 de la mañana, hora de Dinamarca, Bruno -después de discutir junto a otros representantes de la ALBA amistosamente con el Secretario de la ONU y expresarle la disposición a seguir luchando junto a Naciones Unidas para impedir las terribles consecuencias del cambio climático- partió en compañía del Vicepresidente cubano Esteban Lazo hacia nuestro país para asistir a la reunión de la Asamblea Nacional, dando por finalizada su tarea. En Copenhague quedaban algunos miembros de la delegación y el embajador para participar en los trámites finales.

En la tarde de hoy informaron lo siguiente:

“…tanto a los que participaron en la elaboración del documento, como los que -como el Presidente de los EE.UU.- se anticiparon a anunciar su adopción por la Conferencia… como no podían rechazar la decisión de limitarse a ‘tomar nota’ del supuesto ‘Acuerdo de Copenhague’, intentaron proponer un procedimiento para que otros países Partes que no habían estado en esta componenda se sumaran a ella, declarando su adhesión, con lo cual intentaban darle un carácter legal a dicho acuerdo, que de hecho podía prejuzgar el resultado de las negociaciones que deberán continuar.”

“Este intento tardío recibió nuevamente una firme oposición de Cuba, Venezuela y Bolivia, que advirtieron que este documento que la Convención no había hecho suyo no tenía ningún carácter legal, no existía como documento de las Partes y no podía establecerse regla alguna para su supuesta adopción…”

“Es en este estado que terminan las sesiones de Copenhague, sin que se haya adoptado el documento que fuera preparado subrepticiamente durante los últimos días, con una clara conducción ideológica de la administración americana…”

Mañana la atención se centrará en la Asamblea Nacional.

Lazo, Bruno y el resto de la delegación llegarán hoy a media noche. El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba podrá explicar el lunes, con los detalles y la precisión necesaria, la verdad de lo ocurrido en la Cumbre.



Fidel Castro Ruz

Diciembre 19 de 2009

8 y 17 p.m.

Friday, December 18, 2009

La hora de la verdad

Las noticias que llegan de la capital danesa reflejan caos. Los anfitriones, después de concebir un evento en el que participarían alrededor de 40 mil personas, no tienen forma de cumplir su palabra. Evo, que fue el primero de los dos Presidentes del ALBA en llegar, expresó profundas verdades que emanan de la cultura milenaria de su raza.

Aseguró, según las agencias de noticias, que tenía un mandato del pueblo boliviano de bloquear cualquier acuerdo si el texto final no satisface las alternativas. Explicó que el cambio climático no es la causa sino el efecto, que estábamos en la obligación de defender los derechos de la Madre Tierra frente a un modelo de desarrollo capitalista, la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte. Habló de la deuda climática que los países ricos deben pagar a los países pobres, y devolverles el espacio atmosférico arrebatado.

Calificó de ridícula la cifra de 10 mil millones de dólares anuales ofrecidos hasta el año 2012, cuando en realidad se necesitan cientos de miles de millones cada año, y acusó a Estados Unidos de gastar trillones en exportar el terrorismo a Irak y Afganistán, y crear bases militares en América Latina.

El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela habló el día 16 en la Cumbre a las 8 y 40 a.m., hora de Cuba. Pronunció un discurso brillante, que fue muy aplaudido. Sus párrafos eran lapidarios.

Impugnando un documento propuesto a la Cumbre por la Ministra danesa que presidía la Conferencia, expresó:

“…es un texto que viene de la nada, no aceptaremos ningún texto que no venga de los grupos de trabajo, que son los textos legítimos que se han estado negociando estos dos años”.

“Hay un grupo de países que se creen superiores a nosotros los del Sur, los del Tercer Mundo…”

“…no nos extrañemos, no hay democracia, estamos ante una dictadura”.

“…venía leyendo algunas consignas que hay en las calles pintadas por los jóvenes… Una: ‘no cambien el clima, cambien el sistema’… Otra: ’si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado.’”

“Obama [...] recibió el Premio Nóbel de la Paz el mismo día que envió 30 mil soldados a matar inocentes a Afganistán”.

“Apoyo el criterio de los representantes de las delegaciones de Brasil, Bolivia, China, solo quería apoyar [...] pero no me dieron la palabra…”

“Los ricos están destruyendo el planeta, ¿será que se van a otro cuando destruyan este?”

“…el cambio climático es sin dudas el problema ambiental más devastador de este siglo.”

“…Estados Unidos llegará si acaso a 300 millones de habitantes; China tiene casi cinco veces más población que Estados Unidos. Estados Unidos consume más de 20 millones de barriles diarios de petróleo; China llega apenas a cinco o seis millones de barriles diarios. No se puede pedir lo mismo a Estados Unidos y a China.”

“…reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo [...] parece haber fracasado, por ahora. ¿La razón cuál es? [...] la actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las naciones más poderosas del planeta.”

“…la brecha que separa a los países ricos y pobres no ha dejado de crecer pese a todas esas cumbres y promesas incumplidas y el mundo sigue su marcha destructiva.”

“…El ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones de personas más pobres.”

“La mortalidad infantil es de 47 muertes por cada 1000 nacidos vivos pero en los países ricos es de solo 5.”

“¿…hasta cuándo vamos a permitir que sigan muriendo millones de niños por enfermedades curables?”

“Dos mil 600 millones viven sin servicios de saneamiento.”

“El brasileño Leonardo Boff escribió: ‘Los más fuertes sobreviven sobre las cenizas de los más débiles.’”

“Juan Jacob Rousseau decía … ‘Entre el fuerte y el débil la libertad oprime.’ Por eso es que el imperio habla de libertad, es la libertad para oprimir, para invadir, para asesinar, para aniquilar, para explotar, esa es su libertad. Y Rousseau agrega la frase salvadora: ‘Solo la Ley libera.’”

“¿Hasta cuándo vamos a permitir conflictos armados que masacran a millones de seres humanos inocentes con el fin de apropiarse los poderosos de los recursos de otros pueblos?”

“Hace casi dos siglos un libertador universal, Simón Bolívar dijo: ‘Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca.’”

“Este planeta vivió miles de millones de años sin nosotros, sin la especie humana; no le hacemos falta nosotros para que él exista, pero nosotros sin la Tierra no vivimos…”

Evo habló en la mañana de hoy jueves. Su discurso será también inolvidable.

“Deseo expresar nuestra molestia por la desorganización y por las dilaciones que existen en este evento internacional…”, dijo con franqueza al inicio de sus palabras.

Sus ideas básicas:

“Cuando preguntamos qué pasa con los anfitriones, [...] nos dicen que es Naciones Unidas; cuando preguntamos qué pasa con las Naciones Unidas, dicen que es Dinamarca, y no sabemos quién desorganiza este evento internacional…”

“… estoy muy sorprendido porque solamente tratan de los efectos y no de las causas del cambio climático.”

“Si nosotros no identificamos de dónde viene la destrucción del medio ambiente [...] seguramente nunca vamos a resolver este problema…”

“…están en debate dos culturas: la cultura de la vida y la cultura de la muerte; la cultura de la muerte, que es el capitalismo. Nosotros, los pueblos indígenas, decimos, es el vivir mejor, mejor a costa del otro.”

“…explotando al otro, saqueando los recursos naturales, violando a la Madre Tierra, privatizando los servicios básicos…”

“…vivir bien es vivir en solidaridad, en igualdad, en complementariedad, en reciprocidad…”

“Estas dos formas de vivencia, estas dos culturas de la vida están en debate cuando hablamos del cambio climático, y si no decidimos cuál es la mejor forma de vivencia o de vida, seguramente este tema nunca vamos a resolverlo, porque tenemos problemas de vivencia: el lujo, el consumismo que hace daño a la humanidad, y no queremos decir la verdad en esta clase de eventos internacionales.”

“…dentro de nuestra forma de vivencia, el no mentir es algo sagrado, y eso no lo practicamos acá.”

“…en la Constitución está el ama sua, ama llulla, ama quella: no robar, no mentir, ni ser flojos.”

“…la Madre Tierra o la Naturaleza existe y existirá sin el ser humano; pero el ser humano no puede vivir sin el planeta Tierra, y, por tanto, es nuestra obligación defender el derecho de la Madre Tierra.”

“…saludo a las Naciones Unidas, que este año, por fin, ha declarado el Día Internacional de la Madre Tierra.”

“…la madre es algo sagrado, la madre es nuestra vida; a la madre no se alquila, no se vende ni se viola, hay que respetarla.”

“Tenemos profundas diferencias con el modelo occidental, y eso está en debate en este momento.”

“Estamos en Europa, ustedes saben que muchas familias bolivianas, familias latinoamericanas vienen a Europa. ¿A qué vienen acá? A mejorar sus condiciones de vida. En Bolivia podía estar ganando 100, 200 dólares al mes; pero esa familia, esa persona viene acá a cuidar a un abuelo europeo, a una abuela europea y al mes gana 1 000 euros.”

“Estas son las asimetrías que tenemos de continente a continente, y estamos obligados a debatir cómo buscar cierto equilibrio, [...] reduciendo estas profundas asimetrías de familia a familia, de país a país, y especialmente de continente a continente.”

“Cuando [...] nuestras hermanas y hermanos vienen aquí a sobrevivir o a mejorar sus condiciones de vida, son expulsados, existen esos documentos llamados de retorno [...] pero cuando los abuelos europeos hace tiempo llegaban a Latinoamérica nunca eran expulsados. Mis familias, mis hermanos no vienen acá a acaparar ni minas, ni tienen miles de hectáreas para ser terratenientes. Antes nunca había visas ni pasaportes para que llegaran a Abya Yala, ahora llamada América.”

“…si no reconocemos el derecho de la Madre Tierra, en vano vamos a estar hablando de 10 000 millones, de 100 000 millones, que es una ofensa para la humanidad.”

“… los países ricos deben acoger a todos los migrantes que sean afectados por el cambio climático y no estarlos retornando a sus países como les están haciendo en este momento…”

“…nuestra obligación es salvar a toda la humanidad y no a la mitad de la humanidad.”

“…el ALCA, Área de Libre Comercio en las Américas. [...] no es Área de Libre Comercio en las Américas, es un área de libre colonización en las Américas…

Entre las preguntas que sugería Evo para un referéndum mundial sobre el cambio climático estaban:

“… ¿Está usted de acuerdo con restablecer la armonía con la naturaleza, reconociendo los derechos de la Madre Tierra?…”

“… ¿Está usted de acuerdo con cambiar este modelo de sobreconsumo y derroche, que es el sistema capitalista?…”

“… ¿Está usted de acuerdo con que los países desarrollados reduzcan y reabsorban sus emisiones de gases de efecto invernadero…?

“… ¿Está usted de acuerdo en transferir todo lo que se gasta en las guerras y en destinar un presupuesto superior al presupuesto de defensa para el cambio climático?…”

Como se conoce, en la ciudad japonesa de Kyoto, en el año 1997 se firmó el Convenio de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que obligaba a 38 países industrializados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un determinado porcentaje con relación a las emitidas en 1990. Los países de la Unión Europea se comprometieron al 8%, y entró en vigor en el año 2005, cuando la mayoría de los países firmantes ya lo habían ratificado. George W. Bush, entonces presidente de Estados Unidos -el mayor emisor de gases de efecto invernadero, responsable de la cuarta parte del total de estos-, había rechazado el convenio desde mediados de 2001.

Los demás miembros de Naciones Unidas siguieron adelante. Los centros de investigación continuaron su tarea. Es evidente ya que una gran catástrofe amenaza nuestra especie. Quizás lo peor sea que el egoísmo ciego de una minoría privilegiada y rica pretenda lanzar el peso de los sacrificios necesarios sobre la inmensa mayoría de los habitantes del planeta.

Esa contradicción se refleja en Copenhague. Allí miles de personas están defendiendo con gran firmeza sus puntos de vista.

La fuerza pública danesa utiliza métodos brutales para aplastar la resistencia; muchos de los que protestan son arrestados preventivamente. Me comuniqué con nuestro canciller Bruno Rodríguez, que estaba en un acto de solidaridad en la capital de Copenhague, junto a Chávez, Evo, Lazo y otros representantes del ALBA. Le pregunté a quiénes estaba reprimiendo con tanto odio la policía danesa, retorciéndoles los brazos y golpeándolos repetidamente por la espalda. Me respondió que eran ciudadanos daneses y de otras naciones europeas y miembros de los movimientos sociales que demandaban a la Cumbre una solución real ahora para enfrentar el cambio climático. Me dijo, además, que a las 12 de la noche continuarían los debates de la Cumbre. Cuando hablé con él era ya de noche en Dinamarca. La diferencia horaria es de seis horas.

Desde la capital danesa, nuestros compañeros informaron que lo de mañana viernes 18 es peor. A las 10 de la mañana se suspenderá durante dos horas la Cumbre de Naciones Unidas y el Jefe del Gobierno de Dinamarca sostendrá un encuentro con 20 Jefes de Estado invitados por él a discutir con Obama “problemas globales”. Así denominan la reunión cuyo objetivo es imponer un acuerdo sobre el cambio climático.

Aunque en la reunión participarán todas las delegaciones oficiales, sólo podrán opinar “los invitados”. Ni Chávez, ni Evo, por supuesto, se encuentran entre los que pueden emitir su opinión. La idea es que el ilustre Premio Nobel pueda pronunciar su discurso preelaborado, precedido por la decisión que se adoptará en esa reunión de transferir el acuerdo para fines del año próximo en la Ciudad de México. A los movimientos sociales no se les permitirá estar presentes. Después de ese show, en el salón principal del evento proseguirá la “Cumbre” hasta su ingloriosa clausura.

Como la televisión transmitió las imágenes, el mundo pudo contemplar los métodos fascistas empleados en Copenhague contra las personas. Jóvenes en su inmensa mayoría, los manifestantes reprimidos se ganaron la solidaridad de los pueblos.

Para los jefes del imperio, a pesar de sus maniobras y sus cínicas mentiras, está llegando la hora de la verdad. Sus propios aliados creen cada vez menos en ellos. En México, como en Copenhague y en cualquier otro país del mundo, encontrarán la resistencia creciente de los pueblos que no han perdido la esperanza de sobrevivir.

Fidel Castro Ruz

Diciembre 17 de 2009

6 y 46 p.m.

Monday, December 14, 2009

Mensaje al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

Querido Hugo:

Hoy se cumplen 15 años de nuestro encuentro en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 14 de diciembre de 1994. La noche antes te había esperado en la escalerilla del avión que te trajo a Cuba.

Conocía de tu levantamiento en armas contra el gobierno pro yanki de Venezuela. A Cuba habían llegado noticias de tus ideas cuando guardabas prisión, y al igual que nosotros, te consagrabas a la profundización del pensamiento revolucionario que te llevó al levantamiento del 4 de febrero de 1992.

En el Aula Magna, de forma espontánea y transparente, vertiste las ideas bolivarianas que llevabas dentro, y te condujeron, en las condiciones específicas de tu país y de nuestra época, a la lucha por la independencia de Venezuela contra la tiranía del imperio. Después del esfuerzo de Bolívar y demás colosos que llenos de sueños lucharon contra el yugo colonial español, la independencia de Venezuela era solo ridícula apariencia.

Ningún minuto de la historia es igual a otro; ninguna idea o acontecimiento humano puede ser juzgado fuera de su propia época. Tanto tú, como yo, partimos de conceptos que fueron evolucionando a lo largo de milenios, pero tienen mucho de común con la historia lejana o reciente en la que la división de la sociedad en amos y esclavos, explotadores y explotados, opresores y oprimidos fue siempre antipática y odiosa. En la época actual constituye la mayor vergüenza y la principal causa de la infelicidad y el sufrimiento de los seres humanos.

Cuando la productividad del trabajo, apoyada hoy en la tecnología y la ciencia, se multiplicó por decenas y en algunos aspectos cientos y hasta miles de veces, tales y tan injustas diferencias debían desaparecer.

Tú, yo y con nosotros millones de venezolanos y cubanos compartimos esas ideas.

Tú partiste de los principios cristianos que te inculcaron y un carácter rebelde; yo, de las ideas de Marx y un carácter también rebelde.

Hay principios éticos universalmente admitidos que son válidos tanto para un cristiano, como para un marxista.

Desde ese punto de partida, las ideas revolucionarias se enriquecen constantemente con el estudio y la experiencia.

Es conveniente señalar que nuestra sincera y revolucionaria amistad surge cuando tú no eras Presidente de Venezuela. Nunca te solicité nada. Cuando el movimiento bolivariano obtiene la victoria en las elecciones de 1999, el petróleo valía menos de 10 dólares el barril. Lo recuerdo bien porque me invitaste a tu toma de posesión.

El apoyo tuyo a Cuba fue espontáneo, como lo fue siempre nuestra cooperación con el hermano pueblo de Venezuela.

En pleno Período Especial, cuando la URSS se derrumbó, el imperio endureció su brutal bloqueo contra nuestro pueblo. En un momento determinado los precios del combustible se elevaron y nuestros suministros se dificultaban. Tú garantizaste el abastecimiento comercial seguro y estable a nuestro país.

No podemos olvidar que después del golpe político contra la Revolución Bolivariana en abril del 2002, y tu brillante victoria frente al golpe petrolero a fines de ese mismo año, los precios se elevaron por encima de 60 dólares el barril, nos ofreciste entonces suministro de combustible y facilidades de pago. Bush era ya Presidente de Estados Unidos y fue el autor de aquellas ilegales y traidoras acciones contra el pueblo de Venezuela.

Recuerdo cuánto te indignó que exigiera mi salida de México como condición para aterrizar en ese sufrido país, donde tú y yo asistíamos a una conferencia internacional de Naciones Unidas en la que también él debía participar.

A la Revolución Bolivariana no le perdonarán nunca su apoyo a Cuba cuando el imperio imaginó que nuestro pueblo, después de casi medio siglo de resistencia heroica, caería de nuevo en sus manos. En Miami, la contrarrevolución reclamaba tres días de licencia para matar revolucionarios, tan pronto se instaurara el gobierno de transición en Cuba que Bush exigía.

Han transcurrido 10 años de ejemplar y fructífera cooperación entre Venezuela y Cuba. El ALBA nació en ese período. Había fracasado el ALCA -promovido por Estados Unidos- pero el imperio está de nuevo a la ofensiva.

El golpe de Estado en Honduras y el establecimiento de siete bases militares en Colombia, son hechos recientes ocurridos con posterioridad a la toma de posesión del nuevo Presidente de Estados Unidos. Su predecesor había restablecido ya la IV Flota, medio siglo después de finalizada la última contienda mundial y no existía ni Guerra Fría, ni la Unión Soviética. Son obvias las intenciones reales del imperio, esta vez, bajo la sonrisa amable y el rostro afroamericano de Barack Obama.

Daniel Ortega explicó ayer cómo el golpe en Honduras determinó el debilitamiento y la conducta de los miembros del Sistema de la Integración Centroamericana.

El imperio moviliza tras si a las fuerzas derechistas de América Latina para golpear a Venezuela, y con ella, a los Estados del ALBA. Si de nuevo se apodera de los cuantiosos recursos petroleros y gasíferos de la Patria de Bolívar, los países del Caribe anglófono y otros de Centroamérica perderán las generosas condiciones de suministro que hoy le ofrece la Venezuela revolucionaria.

Hace unos días, después del discurso pronunciado por el presidente Barack Obama, en la escuela militar de West Point, para anunciar el envío de 30 mil soldados a la guerra de Afganistán, escribí una Reflexión en la que calificaba de acto cínico aceptar el Premio Nobel de la Paz cuando ya había adoptado esa decisión.

El pasado 10 de diciembre, al pronunciar en Oslo el discurso de aceptación, hizo afirmaciones que constituyen un ejemplo de la lógica y el pensamiento imperialista. “…soy responsable por desplegar a miles de jóvenes a pelear en un país distante. Algunos matarán. A otros los matarán.”, afirmó, tratando de presentar como una “guerra justa” la brutal carnicería que lleva a cabo en aquel distante país, donde la mayoría de los que perecen, son pobladores indefensos de las aldeas donde estallan las bombas lanzadas por aviones no tripulados.

Después de esas frases, pronunciadas entre las primeras, dedica más de 4 600 palabras a presentar su carnicería de civiles como guerra justa. ”En las guerras de hoy -afirmó- mueren muchos más civiles que soldados”.

Sobrepasan el millón de civiles no combatientes que han muerto ya en Iraq y Afganistán y en la frontera de Pakistán.

En ese mismo discurso elogia a Nixon y a Reagan, como personajes ilustres, sin detenerse a recordar que uno lanzó más de un millón de toneladas de bombas sobre Vietnam, y el otro hizo estallar por medios electrónicos el gasoducto de Siberia bajo la apariencia de un accidente. Fue tan fuerte y destructiva la explosión que los equipos monitores de las pruebas nucleares lo registraron.

El discurso pronunciado en Oslo se diferencia del de West Point, porque el pronunciado en la academia militar estaba mejor elaborado y declamado. En el de la capital Noruega, el rostro del orador expresaba la conciencia de la falsedad de sus palabras.

Tampoco el momento y las circunstancias eran iguales. Oslo, se ubica en las proximidades de Copenhague. En este punto, tiene lugar la importantísima Conferencia sobre el Cambio Climático, donde sé que tú y Evo piensan asistir. En aquel lugar se libra en estos momentos la batalla política más importante de la historia humana. Allí se puede apreciar en toda su magnitud, cuánto daño ha ocasionado el capitalismo desarrollado a la humanidad. Hoy, ésta debe luchar desesperadamente no solo por la justicia, sino también por la supervivencia de la especie.

Seguí de cerca la reunión del ALBA. Los felicito a todos. Disfruté mucho al ver tantos y tan queridos amigos elaborando ideas y luchando unidos. Los felicito a todos.

¡Hasta la victoria siempre!

Un fuerte abrazo

Fidel Castro Ruz

Diciembre 14 de 2009

Thursday, December 10, 2009

Obama no estaba obligado a un acto cínico

En los párrafos finales de una Reflexión titulada “Las campanas están doblando por el dólar”, elaborada hace dos meses, el 9 de octubre de 2009, hice una referencia al problema del cambio climático adonde el capitalismo imperialista ha conducido a la humanidad.

“‘Estados Unidos -dije, refiriéndome a las emisiones de carbono- no está haciendo ningún esfuerzo real. Sólo están aceptando un 4% de reducción con respecto al año 1990′”. En ese momento los científicos exigían un mínimo que fluctuaba entre el 25 y el 40% para el año 2020.

De inmediato añadí: “En horas de la mañana de hoy viernes 9, el mundo se despertó con la noticia de que “el Obama bueno” del enigma, explicado por el Presidente Bolivariano Hugo Chávez en las Naciones Unidas, recibió el Premio Nobel de la Paz. No siempre comparto las posiciones de esa institución, pero me veo obligado a reconocer que en estos instantes fue, a mi juicio, una medida positiva. Compensa el revés que sufrió Obama en Copenhague al ser designada Río de Janeiro y no Chicago como la sede de las Olimpíadas del 2016, lo cual provocó airados ataques de sus adversarios de extrema derecha.”

“Muchos opinarán que no se ha ganado todavía el derecho a recibir tal distinción. Deseamos ver en la decisión, más que un premio al Presidente de Estados Unidos, una crítica a la política genocida que han seguido no pocos presidentes de ese país, los cuales condujeron el mundo a la encrucijada donde hoy se encuentra; una exhortación a la paz y la búsqueda de soluciones que conduzcan a la supervivencia de la especie.”

Era obvio que observaba cuidadosamente al Presidente negro electo en un país racista que sufría profunda crisis económica, sin prejuzgarlo por algunas de sus declaraciones de campaña y su condición de jefe del ejecutivo yanki.

Casi un mes después, en otra Reflexión que titulé “Una historia de ciencia ficción”, escribí lo siguiente:

“El pueblo norteamericano no es culpable, sino víctima de un sistema insostenible y lo que es peor: incompatible ya con la vida de la humanidad.”

“El Obama inteligente y rebelde que sufrió la humillación y el racismo durante la niñez y la juventud lo comprende, pero el Obama educado y comprometido con el sistema y con los métodos que lo condujeron a la Presidencia de Estados Unidos no puede resistir la tentación de presionar, amenazar, e incluso engañar a los demás.”

De inmediato añado: “Es obsesivo en su trabajo; tal vez ningún otro Presidente de Estados Unidos sería capaz de comprometerse con un programa tan intenso como el que se propone llevar a cabo en los próximos ocho días.”

Analizo, como puede observarse en esa Reflexión, la complejidad y las contradicciones de su largo recorrido por el Sudeste asiático y pregunto:

“¿Qué piensa abordar nuestro ilustre amigo en el intenso viaje?” Sus asesores habían declarado que hablaría de todo con China, Rusia, Japón, Corea del Sur, etcétera, etcétera.

Es ya evidente que Obama preparaba el terreno para el discurso que pronunció en West Point el 1º de diciembre de 2009. Ese día se empleó a fondo. Elaboró y ordenó cuidadosamente 169 frases destinadas a tocar cada una de las “teclas” que le interesaban, para obtener de la sociedad norteamericana su apoyo a una estrategia de guerra. Adoptó poses que harían palidecer a las Catilinarias de Cicerón. Ese día tuve la impresión de estar escuchando a George W. Bush; sus argumentos en nada se diferencian de la filosofía de su antecesor, excepto por una hojita de parra: Obama se oponía a las torturas.

El jefe principal de la organización a la que se atribuye el acto terrorista del 11 de Septiembre, había sido reclutado y entrenado por la Agencia Central de Inteligencia para combatir contra las tropas soviéticas y ni siquiera era afgano.

Las opiniones de Cuba condenando aquel hecho y otras medidas adicionales fueron proclamadas ese mismo día. También advertimos que la guerra no era el camino para luchar contra el terrorismo.

La organización del Talibán, que significa estudiante, surgió de las fuerzas afganas que luchaban contra la URSS y no eran enemigas de Estados Unidos. Un análisis honesto conduciría a la verdadera historia de los hechos que originaron esa guerra.

Hoy no son los soldados soviéticos, sino las tropas de Estados Unidos y la OTAN las que a sangre y fuego ocupan ese país. La política que se ofrece al pueblo de Estados Unidos por la nueva administración es la misma de Bush, quien ordenó la invasión de Iraq, que nada tenía que ver con el ataque a las Torres Gemelas.

El Presidente de Estados Unidos no dice una palabra de los cientos de miles de personas, incluidos niños y ancianos inocentes, que han muerto en Iraq y Afganistán y los millones de iraquíes y afganos que sufren las consecuencias de la guerra, sin responsabilidad alguna con los hechos ocurridos en New York. La frase con que concluye su discurso: “Dios bendiga a Estados Unidos”, más que un deseo, parecía una orden al cielo.

¿Por qué Obama aceptó el Premio Nobel de la Paz cuando ya tenía decidido llevar la guerra en Afganistán hasta las últimas consecuencias? No estaba obligado a un acto cínico.

Anunció luego que recibiría el Premio el día 11 en la capital de Noruega y viajaría a la Cumbre de Copenhague el 18.

Ahora hay que esperar otro discurso teatral en Oslo, un nuevo compendio de frases que ocultan la existencia real de una superpotencia imperial con cientos de bases militares desplegadas por el mundo, doscientos años de intervenciones militares en nuestro hemisferio, y más de un siglo de acciones genocidas en países como Vietnam, Laos u otros de Asia, África, el Medio Oriente, los Balcanes y en cualquier parte del mundo.

El problema ahora de Obama y sus aliados más ricos, es que el planeta que dominan con puño de hierro se les está deshaciendo entre las manos.

Es bien conocido el crimen cometido por Bush contra la humanidad ignorando el Protocolo de Kyoto y dejando de hacer durante 10 años lo que debió hacerse desde mucho antes. Obama no es ignorante; conoce como conocía Gore, el grave peligro que amenaza a todos, pero vacila y se muestra débil frente a la oligarquía irresponsable y ciega de ese país. No actúa como un Lincoln, para resolver el problema de la esclavitud y mantener la integridad nacional en 1861, o como un Roosevelt, frente a la crisis económica y el fascismo. El martes lanzó una tímida piedra en las revueltas aguas de la opinión internacional: la administradora de la EPA (Agencia de Protección Ambiental) Lisa Jackson, declaró que las amenazas para salud pública y el bienestar del pueblo de Estados Unidos que significa el calentamiento global, le permiten a Obama adoptar medidas sin contar con el Congreso.

Ninguna de las guerras que han tenido lugar en la historia, significan un peligro mayor.

Las naciones más ricas tratarán de lanzar sobre las más pobres el peso de la carga para salvar la especie humana. Debe exigírseles el máximo de sacrificio a los más ricos, un máximo de racionalidad para el empleo de los recursos, y un máximo de justicia para la especie humana.

Es probable que, en Copenhague, lo más que se logre sea un mínimo de tiempo para alcanzar un acuerdo vinculante que sirva realmente para buscar soluciones. Si eso se logra, la Cumbre significaría al menos, un modesto avance.

¡Veremos qué ocurre!

Fidel Castro Ruz

Diciembre 9 de 2009

12 y 34 p.m.